jueves, 1 de noviembre de 2007

VI ¿ Quién era realmente Allende?




Esta es, textualmente, la enigmática pregunta que un día le hizo Simon Wiesenthal, el célebre cazador de nazis, a Víctor Farías, filósofo, historiador, catedrático de la Freie Universitat de Berlín, académico en Estados Unidos y Argentina.

Víctor Farías está a punto de regresar a su Chile natal después de cuarenta fructíferos años en Alemania, donde fue alumno dilecto de Heidegger. Con el tiempo acabaría profundizando en las conexiones de la filosofía de su maestro –y del maestro mismo– con el nacionalsocialismo; Heidegger y el nazismo se convirtió en un acontecimiento editorial e intelectual tras permanecer cinco años inédito.

Temor editorial, algo a lo que el autor está acostumbrado: veinticinco años tuvo que esperar a la imprenta La izquierda chilena. Mucho menos ha tardado su última obra: Salvador Allende. Antisemitismo y Eutanasia, de inminente publicación en Chile, a pesar del rechazo de su editorial, Seix Barral, y también de Planeta, que lo consideraron "un libro estupendo, pero impublicable". Lo mismo que otras catorce editoriales.
Quien sienta algún afecto por la figura de Salvador Allende, es decir, toda la izquierda, está a punto de encontrarse con una desagradable sorpresa, por decirlo suavemente. Recordarán al ex presidente socialista de Chile como el revolucionario mártir que tantos jóvenes lloramos en los años 70, ante las estremecedoras escenas finales de La batalla de Chile, aquella película inacabable que había que ver por trozos.

En realidad fue un convencido antisemita, un defensor de la predeterminación genética de los delincuentes que extendió su racismo a árabes y gitanos, consideró que los revolucionarios eran psicópatas peligrosos que había que tratar como enfermos mentales, propugnó la penalización de la transmisión de enfermedades venéreas y defendió la esterilización de los alienados mentales. Ideas rechazadas por la opinión pública mundial en pleno, con una sola excepción: la Alemania nazi. Porque Allende defendía estas posturas, precisamente, en los años 30.

1 comentario:

Pablo dijo...

Gracias amigo por demostrar el gran desconocimiento histórico que tiene mucha gente acerca de la figuara de Salvador Allende. La proxima vez que escribas algo intenta citar de donde sale esa información porque sino quedas como un auténtico mentiroso y manipulador que no tiene ni idea de lo que escribe.
Lea un poco de historia y comprenderá la gran figura que fue Allende, eso nunca podrá mancharlo.